Los centros privados que realizan tratamientos fertilidad detectan un considerable aumento de pacientes extranjeras
Son mujeres que no cumplen los requisitos legales establecidos para recibir óvulos en sus países de origen.

Los 165 centros privados que llevan a cabo en España tratamientos de fertilidad están experimentando en los últimos tiempos un incremento importante de pacientes extranjeras, especialmente italianas, portuguesas y alemanas. En general, son mujeres que no cumplen los requisitos legales establecidos para recibir óvulos en sus respectivos países.

En algunas clínicas, el porcentaje de pacientes foráneas supera el 50% del total. La legislación española es menos estricta y pone muchas menos trabas para acceder a la reproducción asistida. Concretamente es, junto a la belga, una de las más permisivas de Europa. De entrada, países como Portugal, Alemania o Austria tienen prohibida la donación de óvulos.

En Francia, la ley no permite a mujeres de más de 40 años ser receptoras de óvulos donados, cuando en España el límite de edad se deja a criterio médico. «Depende de cada caso, pero no solemos aceptar a mayores de 50 años de forma general», explica la doctora Montse Boada, del Instituto Universitario Dexeus de Barcelona, que estima que el porcentaje de pacientes extranjeras ha pasado en los últimos años «del 5% al 20%».

Las extranjeras son, como las españolas, mujeres con pareja masculina que «por motivos laborales, por ejemplo, han esperado a tener hijos demasiado tiempo y ya han superado la edad fértil. Los ovarios no perdonan», indica el doctor José Remohí, codirector del Instituto Valenciano de Infertilidad, donde prácticamente todas las pacientes son italianas o alemanas. También hay mujeres solas con fuertes deseos de ser madres o parejas lesbianas.

Requisitos dispares

En Italia, la semana pasada entró en vigor la Ley de Reproducción Asistida, que prohíbe el acceso a la fertilización a solteras y a parejas del mismo sexo y que rechaza las «madres-abuelas». En Alemania, Hungría, Turquía y Polonia sólo es posible la reproducción asistida para matrimonios legales. En Austria, Dinamarca, Australia y Francia pueden recibir óvulos donados las parejas que lleven dos años de convivencia, pero sólo si aportan como prueba un certificado firmado por su alcalde. En China, las parejas estériles que desean tratamiento deben identificarse con los carnés de identidad, certificados de matrimonio y partidas de nacimiento. Estos documentos permitirán decidir a las autoridades.

Inglaterra autoriza el útero de alquiler (la implantación del embrión de una pareja infértil en el útero de una mujer que no tiene relación genética alguna con el mismo), pero las listas de espera para un embarazo con óvulos donados son muy largas debido a la escasez de donantes, incluso en los centros privados. EE.UU. está en el otro extremo y es muy tolerante: permite decidir sobre la reproducción y no interfiere en la decisión de las futuras madres, pero el tratamiento en un centro privado es más caro que la tarifa española.

En España, los precios dependen de la duración del proceso y del centro. Una fecundación cuesta unos 4.500 euros. Pueden recurrir a esta técnica con cargo a la Seguridad Social las mujeres solas si padecen una esterilidad irreversible. El inconveniente es que deben esperar mucho más tiempo que si acuden a una clínica privada y que deben de tener menos de 40 años. Hay hospitales públicos españoles que tienen una lista de espera de cuatro años porque son contadas las mujeres que aceptan donar óvulos para que otras puedan disponer de ellos.

Compensación de las donantes

El problema de la Sanidad pública es la compensación de las donantes. El director del Instituto para el Estudio de la Esterilidad, José María Alonso, argumenta que «en los centros privados se compensa a las donantes con cantidades que oscilan entre los 700 y los 1.000 euros, pero uno público no puede justificar un gasto así y sólo cuenta con el altruismo de la posible donante».

Por contra, en el Dexeus, donde los ginecólogos italianos envían a muchas de sus pacientes por la imposibilidad de tratarlas, la lista de espera para un tratamiento de fecundación asistida «es de 40 ó 50 días», algo menos de lo que hay que esperar en la mayoría de los 35 centros privados andaluces autorizados por el Ministerio de Sanidad.

Si la fecundación no tiene éxito con un primer óvulo, el tiempo de espera se prolonga. Hay mujeres que han llegado a esperar de ocho a diez años antes de poder ser madres.