MI VIDA CON… / ENDOMETRIOSIS
«Con 17 años creí que tenían que vaciarme»
Beatriz Bautis tenía que ser ingresada cada vez que le bajaba la regla. Con 19 años le provocaron menopausia precoz. Durante dos años sufrió sus efectos. Algunos médicos han cuestionado que su trastorno pudiera ser psicológico

AINHOA IRIBERRI

«Mi hija tiene posibilidades de padecer la enfermedad, pero al menos ahora sé que desde las asociaciones podremos ayudarla». (Foto: José Aymá)
Beatriz Bautis es feliz con su embarazo. La pequeña Iria, a punto de nacer, es la prueba de que la endometriosis, enfermedad que le fue diagnosticada a los 17 años, no es sinónimo de infertilidad, a pesar de que muchas afectadas descubren su dolencia cuando intentan tener hijos.
«La regla me vino a los 13 años. Estuve bien y a partir de los 15 empecé a tener mucho dolor, diarreas, vómitos, fiebre… todo muy fuerte». Ahí empezó el rosario de consultas: «Iba al médico y decía que era normal, que tenía que doler; con 17 me hicieron una ecografía y se vio un tumor de casi siete centímetros».
Los datos que recibió sobre la enfermedad fueron inexistentes. «Me soltaron ‘puedes tener endometriosis’ y ya está y me dijeron que se solucionaba quitando todo, que no iba a tener hijos, me dieron ‘cero’ información». Ante esta situación, Beatriz optó por buscar ella misma, acudiendo incluso a la Facultad de Medicina «donde tampoco encontré mucho». Donde, por fin, halló algo de luz fue en la Asociación Americana de Endometriosis.
El conocimiento acumulado en estos años le hace definir la enfermedad sin vacilar y explicar lo que a ella tanto le costó que le contaran.
«El endometrio, la capa interna que cubre el útero, se desplaza, no se sabe por qué, a otras partes del cuerpo y se instala ahí. Cuando está en su sitio, con la ovulación se inflama y se acolcha para que anide el embrión en caso de embarazo. Si no lo hay, el tejido se descama y baja la regla. El endometrio que se traslada a otras partes actúa exactamente igual que dentro del útero, pero la sangre no encuentra salida. Entonces se va creando lo que llaman quistes de chocolate

[lesiones benignas]. Por otra parte, cuando sangras, el organismo intenta solucionarlo creando adherencias que hacen que se peguen entre sí órganos y partes del cuerpo que en circunstancias normales no lo harían».
Cuando le detectaron el primer tumor, la especialista aconsejó a Beatriz esperar, dada su edad, y comenzaron los tratamientos hormonales y los antiinflamatorios para mitigar, sin resultado, el dolor. A los 19 años, le provocaron una menopausia precoz. La regla se retiró durante dos años, pero experimentó todos los síntomas del climaterio a una edad a la que el cuerpo no está preparado.
Aún así, el tumor no dejó de crecer, de forma que a los 20 años le extirparon la trompa y el ovario derechos. De esta experiencia, Beatriz aprendió una lección: «Te debe operar un especialista. ¿Por qué? Porque los tejidos están tan dañados que si no se está acostumbrado a ver esta dolencia se quita lo que no se debe».
Tras la operación, Beatriz, que por entonces iba a la Universidad (aunque durante dos cursos la dejó por la enfermedad), se encontró mejor. Dos años después se reanudaron los problemas. «Había empezado a tener muchos dolores otra vez, diarreas, fiebre, malestar general y me costaba hacer cosas sencillas como incorporarme o estirarme».
La endometriosis le había provocado un segundo quiste y volvió a peregrinar de médico en médico. Esta paciente cree que tuvo la suerte de encontrarse con uno «lo suficientemente honesto para decirme que no sabían qué hacer conmigo, que me buscara un especialista».
Hace poco más de cinco años, una joven alemana afectada por la dolencia y casada con un español había creado la Asociación Española de Endometriosis. Allí, le informaron sobre un grupo de médicos expertos.
«Me hicieron las preguntas que me tenían que hacer sobre los dolores, otras molestias…, incluso la exploración fue distinta ya que incluyó un tacto vagino-rectal, algo que se debería hacer en todas las visitas al ginecólogo. La especialista me habló por primera vez de los diferentes grados de la enfermedad; por supuesto, me dijo que debía operarme».
Beatriz aún no pensaba en los hijos, sino en mejorar su calidad de vida. Sin embargo, tras la operación le dijeron que apenas le quedaba un resto ovárico por la enfermedad y por falta de tino en la anterior cirugía y se lo planteó.
«Es un tema delicado; por una parte no se lo vas a decir a un chico en cuanto empiezas a salir con él, pero tampoco voy a mantener una relación con una persona para la que esto pueda suponer un problema».
Con su pareja, sin embargo, lo habló pronto «porque yo hago campaña», así que él no era ajeno a los problemas que podrían tener para lograr descendencia.
Para quedarse embarazada, Beatriz se tuvo que someter a un largo proceso de fecundación artificial. Antes estuvo cuatro meses de tratamiento hormonal, sin el periodo, como complemento a la operación. En el segundo intento «aún sabiendo que iba a volver a fallar, acudí a hacerme los análisis». La sorpresa llegó con los resultados. Esta vez sí lo había conseguido. «Tardé mucho en creérmelo», admite.
Beatriz contó su historia en la Asociación Española de Endometriosis, de la que es representante internacional. «Cuando me quedé embarazada, lo acababa de lograr la representante del País Vasco y otra chica más; llevamos una buena racha de gestaciones».


FICHA PERSONAL

– Beatriz Bautis Iglesias nació en A Coruña hace 29 años. Estudió Derecho y se dedica a traducir textos jurídicos y médicos del portugués y el inglés al castellano.
– Fue diagnosticada a los 17 años, tras hacerle una ecografía. Llevaba casi dos con dolores, vómitos y fiebre que, sobre todo coincidiendo con la menstruación, mermaban su calidad de vida.
– Le han extraído un ovario y la trompa de Falopio por la endometriosis. Aún así, Beatriz está a punto de dar a luz a una niña que se llamará Iria. Los médicos consideran este caso una «anomalía estadística».
– Su dominio del inglés le ha permitido ser la representante internacional de la Asociación de Endometriosis de España. Desde esta plataforma tratan de ayudar a otras pacientes.

Libro recomendado:

Érase una vez… mi endometriosis, Crónica de una enfermedad diferente de las demás, es el título de un libro ilustrado sobre la endometriosis publicado por MaY Fait Des Gribouillis en la editorial RBA. La obra nos da una perspectiva nueva, desde el punto de vista de la autora, paciente de la enfermedad.