Gracias a una nueva técnica consistente en la utilización de unos aparatos fluorescentes específicos, se pueden localizar focos de endometriosis no pigmentados u ocultos (que no se distinguen a simple vista al no poseer la pigmentación característica) y que no suelen detectarse mediante la laparoscopia.
Este tipo de focos endometriósicos son los característicos de la endometriosis leve y según estudios consolidados, son justamente estos pequeños focos los que se demuestran más activos y por tanto más peligrosos. Por ello es sumamente importante localizarlos para su tratamiento eficaz.

El funcionamiento de esta terapia diagnóstica es el siguiente: En primer lugar, entre unas 10 y 14 horas antes de la intervención, la paciente toma una substancia llamada aminolavulinácido (ALA). Este compuesto se se impregna en los focos de endometriosis y resalta bajo una luz especial que proyectada sobre el tejido endométrico produce un efecto reflectante.

Según explica el Dr. E.Malik (univ. Frauenklinik Lübeck –Alemania-): “Primero detectamos los focos con luz normal (blanca) y después pasamos con la luz negra al modo fluorescente”.

Así se puede mostrar que los límites de los focos son frecuentemente mucho más profundos de lo que en un principio puede pensarse y lo más importante, es que pueden visionarse en su totalidad.

“Sin este tratamiento diagnóstico se nos hubiera pasado por alto un 15% de todos los casos de endometriosis leve”, explica satisfecho el Dr. E.Malik.

Fuente: Endometriose-Vereinigung , 2002

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Érase una vez… mi endometriosis, Crónica de una enfermedad diferente de las demás, es el título de un libro ilustrado sobre la endometriosis publicado por MaY Fait Des Gribouillis en la editorial RBA. La obra nos da una perspectiva nueva, desde el punto de vista de la autora, paciente de la enfermedad.