Dr. Carlos B. Salvador Taboada
Todavía hoy, existen lagunas en el diagnóstico de la endometriosis. Éste, debería informarnos primero de su existencia y después de su extensión o magnitud. Ello no es fácil y en ocasiones factible con los sistemas diagnósticos actuales.
Considerando que existe una pobre correlación entre la severidad de la enfermedad y sus síntomas, no es difícil comprender que el diagnóstico clínico, efectuado a través de la entrevista con la paciente y su exploración es, a lo sumo orientativo, pero nunca definitivo.
Los síntomas de la endometriosis, aunque característicos de la enfermedad, son extremadamente variables, y por lo general no están relacionados con el estadio de la enfermedad. Este importante aspecto añade valor a la necesidad de alcanzar una meticulosa evaluación de la extensión de la lesión, ya que su mayor concreción permitirá elegir la conducta terapéutica más adecuada en cada caso.
Por otra parte, disponer del diagnóstico supone un gran alivio para la paciente. No podemos obviar que la enfermedad puede acarrear, sobre todo en los casos graves, afectación de su estado general, apareciendo cuadros de depresión, ansiedad y otras actitudes psicológicas que incluso pueden distorsionar la percepción de sus síntomas.