Dr. Andrés Sacristán – Dr. F. Regojo Madrid

La endometriosis es una de las enfermedades más enigmáticas y controvertidas de la ginecología, dado que no existe un tratamiento totalmente consensuado para todos los casos. Las terapéuticas aplicadas a las pacientes que sufren esta patología van encaminadas al tratamiento del dolor y al tratamiento de la esterilidad asociada y a evitar a toda costa la extirpación radical del aparato reproductor femenino. Además existen pocas evidencias que demuestren la superioridad de un tratamiento respecto de otro.

Aunque la mayoría de los tratamientos ensayados en las mujeres afectas de endometriosis pretenden la extirpación completa de los implantes, ningún tratamiento ha conseguido hasta la fecha erradicar la enfermedad o ni siquiera evitar la progresión o las recurrencias de la misma. Por lo tanto la eficacia de cualquier trata¬miento contra la endometriosis se medirá principalmente en función de su capacidad para favorecer la fertilidad y su capacidad de mitigar el dolor y la sintomatología asociada al mismo.

Dado que tanto la fertilidad como el dolor son problemas relacionados con múltiples factores, debemos especialmente recordar que algunas pacientes con endometriosis son capaces de concebir sin tratamiento y de que no todas las pacientes afectas de endometriosis tienen dolor y que este dolor no es directamente proporcional a la extensión y gravedad de la enfermedad.
Históricamente desde los trabajos de Sampson en 1922, la endometriosis se ha considerado como un proceso de base endocrinológica en base a la creencia de ausencia de enfermedad en la MENOPAUSIA; y que por tanto favoreciendo el hipoestrogenismo (extirpación de ovarios) podríamos controlar el desarrollo de esta enfermedad (1).