El síndrome de fatiga crónica es un trastorno que causa una sensación de cansancio permanente en los pacientes que lo padecen. Esta fatiga no desaparece después de descansar y persiste durante largo tiempo. No tiene cura, es grave y crónica, puede afectar a otros sistemas del organismo y llegar a impedir llevar una vida normal. En casos severos los pacientes ni tan siquiera se pueden levantar de la cama. Una vez diagnosticada correctamente los pacientes pueden adaptar su ritmo de vida sabiendo lo que tienen y tomar algunos suplementos alimenticios que les pueden ayudar.

Es una enfermedad que se suele presentar asociada a otras patologías como es la fibromialgia, es más frecuente en mujeres que en hombres y se ha comprobado que las mujeres con endometriosis tienen más posibilidades de desarrollar este trastorno, por ello le hemos querido dedicar un espacio en esta página Web.

No se conocen cuales son las causas del síndrome de fatiga crónica, se considera que puede ser multifactorial y que dos o varios elementos desencadenantes puede unirse para causar la enfermedad.  En principio cualquier persona puede tener la enfermedad. Se diagnostica con más frecuencia entre los 40 y 60 años. Se ha comprobado también que el sexo es un factor a tener en cuenta, es más frecuente en mujeres adultas, sin embargo uno de los problemas actuales es que hay muchas personas sin diagnosticar, como pasa con la endometriosis.

Síntomas del síndrome de fatiga crónica

Si bien el término «fatiga crónica» es bastante descriptivo de esta enfermedad paralizante, no cuenta toda la historia. La fatiga crónica a menudo comienza repentinamente, con síntomas parecidos a la gripe. Pero a diferencia de la gripe, puede durar toda la vida.

Además de la fatiga profunda experimentada, otros síntomas graves a menudo acompañan al SFC, como:

Las víctimas del síndrome de fatiga crónica también experimentan alteraciones significativas en los niveles de irritabilidad, cambios de humor, ataques de pánico, ansiedad y depresión. Según un estudio publicado en Family Practice, el 36 por ciento de las personas con SFC estaban clínicamente deprimidas y el 22 por ciento había «considerado seriamente el suicidio en el último año » ( 3 ).

Simplemente, los efectos secundarios emocionales y mentales del SFC no pueden pasarse por alto, y el tratamiento debe incluir la mente, el cuerpo y el espíritu.

Los síntomas que pueden sentir las personas que tienen la enfermedad pueden ser:

  • Malestar o fatiga después de realizar un esfuerzo.
  • Cansancio intenso que no mejora después del descanso.
  • Dificultad a la hora de concentrarse e incluso pensar. Sensación de confusión. Pérdida de memoria.
  • Dolor articular que cambia de un lugar a otro y dolor muscular.
  • Dolor difuso de diferentes grados de intensidad. La enfermedad puede presentarse junto a la fibromialgia.
  • Problemas con el sueño.
  • Sensación de mareo.
  • Empeoramiento de los síntomas tras realizar una actividad física o mental

Estos síntomas pueden aparecer y desaparecer de forma impredecible y cambiar con el tiempo. A veces mejoran y a veces empeoran.

Otros síntomas relacionados pueden ser tener los ganglios linfáticos agrandados, dolor de cabeza, propensión a coger resfriados, sudores nocturnos y trastornos digestivos como el síndrome del intestino irritable.

Las personas que tienen el SFC también sufren alteraciones en los niveles de irritabilidad, cambios frecuentes de humor, ataques de pánico, ansiedad y depresión. Según un estudio que se publicó en Family Practice, el 36% de pacientes con SFC presentaban un cuadro clínico de depresión y el 22% había pensado en el suicidio.

Fuentes:

Diagnóstico de la enfermedad

El síndrome de fatiga crónica es difícil de diagnosticar tal como se puede deducir del apartado anterior. No hay pruebas o análisis clínicos, ademas se debe tener en cuenta que hay otras enfermedades que pueden causar síntomas similares, por ello es importante descartar posibles casos de hipotiroidismos, tensión arterial baja u otros.

Es necesario realizar una historia clínica completa del paciente con sus antecedentes familiares, su estado actual, síntomas y duración de los mismos. Es necesario también un completo examen físico y mental así como analíticas de sangre y orina.

Qué tratamiento tiene el síndrome de fatiga crónica

Los tratamientos habituales suelen enfocarse en los síntomas en lugar de inciden en las causas de la enfermedad. Es frecuente que a los pacientes de SFC se les den antidepresivos y pastillas para dormir. Estos medicamentos suelen producir efectos peores que los síntomas originales.

Una prioridad a la hora de enfocar el tratamiento es empezar por tener una dieta equilibrada que sea rica en potasio y magnesio. Añadir un complemento de vitamina B y eliminar posibles alérgenos.

Obviamente se deben eliminar de la dieta productos estimulantes como cafeína y tabaco así como la ingesta de alcohol. También se debe saber que el los tóxicos que contiene el tabaco frenan la actividad de los fármacos y suplementos que se dan para tratar la enfermedad.

Se debe prestar especial atención al concepto de paz y descanso ya que esta enfermedad debilita físicamente pero también mentalmente. El control del estrés es muy importante para las personas con SFC.

Es necesario planificar una terapia de ejercicio junto al profesional de la salud con ejercicios ayuda con la fatiga, la claridad mental y la depresión.

Estudios relacionados con el SFC

Según un estudio sobre el SFC publicado en el Journal of Alternative and Complementary Medicine, terapias que incluyan acupuntura y meditación junto a una dieta rica en magnesio, l-carnitina y SAM-e (S-adenosil metionina), ofrecen buenos resultados en el tratamiento del síndrome de fatiga crónica y la fibromialgia.

Otro un estudio publicado en el Scandinavian Journal of Gastroenterology, explica que patologías como el SII, la fibromialgia y la fatiga crónica están relacionados entre sí.  De 84 pacientes que habían sido enviados por «problemas digestivos inexplicables», casi todos los pacientes (excepto uno) calificaron para un diagnóstico de SII, el 85% tenía síndrome de fatiga crónica y el 71 por ciento tenía  fibromialgia . Esto parece establecer que la mala digestión y la sensibilidad a los alimentos influye en la enfermedad.

Según un estudio publicado en el Journal of Royal Society of Medicine, se encontró un vínculo directo entre los niveles reducidos de vitamina B y la enfermedad.

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