Lupron actúa directamente en el cerebro. Altera los mecanismos de la hormona que envía señales a la glándula pituitaria responsable de producir estrógenos en las mujeres y progesterona en los hombres. Como consecuencia de la disminución de estas hormonas, entre los efectos que produce Lupron, está la asexualidad.
Mucha gente tiende a pensar que ‘la medicina natural es mejor que la alópata’. Mientras otros piensan que ‘los médicos saben más que yo’ y toman cualquier cosa que les recetan. Sin tener que argumentar sobre ninguna de las posiciones extremas anteriores, pienso que con un mínimo de educación, casi todos pueden comprender que cualquier medicina tiene efectos secundarios. Cualquier medicina se acerca a tratar una enfermedad, pero esto no quiere decir que va a curar la enfermedad mágicamente, menos, que no va a dejar efectos secundarios en el cuerpo. Y en muchos casos, demasiados para obviarlos, una cura se está convirtiendo en multiplicidad de problemas por ahora incurables como efectos colaterales.
Mi desconfianza mayor ante las drogas de laboratorio, esas de las farmacéuticas, se deriva de una casi profunda observación de los mecanismos del mi cuerpo. Cualquier cosa que altere una función, glándula, órgano, es un arma de doble filo. Y ya nuestro cuerpo tiene bastante tratando de ajustar los niveles de toxicidad en los que diariamente vivimos. El mío, me agradece un calmante si me duele la espalda, pero ese mismo calmante me deja por varias horas o días, menos alerta.
Por eso no dejo pasar este artículo que acabo de leer en el Chicago Tribune, ‘Miracle drug’ called junk science. Y les explico. La mismísima droga Lupron (nombre genérico: Leuprolide, otros nombres Eligard, Viadur) se usa para el tratamiento de la endometriosis, del cancer de prostata, de ovario y mama, y para la castración de sexual offenders. Ahora… están usándola en niños para el autismo, una condición que se desarrolla y que afecta la capacidad de comunicación y de interactuar con los demás. No se sabe qué origina el autismo.
Volviendo a Lupron, la droga no actúa sobre la enfermedad sino en el cerebro, inhibiendo hormonas, básicamente. Estrógenos en las mujeres, testosterona en los hombres. Sin hacerles larga la explicación sobre los efectos ‘positivos’ y los efectos secundarios del Lupron, voy a insistir en que el Lupron inhibe hormonas. Y si inhibe hormonas, los efectos secundarios serán inevitablemente impredecibles.
En el caso de los niños con autismo, uno de cada 150 niños que nace en Estados Unidos se vuelve autista. Cifra inquietante. El costo del tratamiento con Lupron para niños autistas es de $5,000 to $6,000 mensual para el seguro o para el Medicare o Medicaid.
Triste condición el autismo. Ya hace mucho que parece pandemia aunque la OMS no eleve los números como con el Swine Flu. Hemos abandonado o no hemos iniciado suficientes estudios específicos para el autsmo, y a cambio, usamos ‘milagros’ facilistas, drogas cuestionables y con insuficientes clinical trials. Echen una ojeada en la FDA, que ha aprobado cientos de drogas que tienen, según su propio website, ‘observaciones’ con estrellitas rojas, o lo que es lo mismo, ojo, son peligrosas.
Y como Lupron inhibe la testosterona, a la que cientos de estudios hacen responsable también del deseo sexual, y en cierto grado también de la agresividad. El razonamiento del Dr. Mark Geier detrás del uso de Lupron en el autismo se basa en ciertas sospechas anteriores: “…many autistic children have not only toxic mercury in their system, but also high testosterone that causes early, or “precocious,” puberty…”
El doctor Geier decide disminuirles la testosterona a los niños autistas usando Lupron, tratamiento usado también para castrar químicamente a los sexual offenders porque la droga disminuye la testosterona y él piensa que disminuirá la masturbación y la agresividad en los autistas. Y Dr. Mark Geier decide que la dosis del tratamiento para el autismo sea 10 veces más alta que la aprobada para el tratamiento de la pubertad precoz en niños y niñas. No parece tener en cuenta algunos de los efectos secundarios, como que la testosterona es fundamental para el desarrollo de la pubertad o para la densidad ósea y ambas cosas se ven afectadas con el tratamiento con Lupron.
El Dr. Mark Geier planea abrir clínicas por todo el país como única acción ‘milagrosa’ relacionada con el autismo y con el Lupron. Los padres con niños autistas tendrán que decidir. Y cada paciente debe preguntar a su médico, y hasta buscar dos opiniones o tres antes de tomar una droga. Consejo saludable. No son los médicos los culpables, es un sistema de salud alarmante que facilita la enfermedad, la proliferación de drogas creadas con altos riesgos para la salud y que nadie conoce sus efectos hasta que se desata el cuadro clínico.
La época en que la FDA aprobaba una droga después de un exhaustivo estudio, hace mucho que no existe. En un número ya alarmante, las medicinas no tratan la enfermedad, y muchas terapias de drogas médicas alteran e inhiben órganos y funciones.
Por esa razón, les recuerdo que la salud también depende de la capacidad de tomar decisiones acertadas día a día y ante las situaciones de emergencias, entre ellas, ante la enfermedad. El 50% de la salud depende de cada uno de nosotros.
Fuente: cynansy2.wordpress.com
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