Un completo artículo sobre la endometriosis, sus síntomas y el tratamiento basado en especialistas de sudamérica que están trabajando en investigaciones y tratamientos basados en productos naturales. Hacemos especial incidencia en el dolor, una de las manifestaciones más importantes de la enfermedad.

Aunque muchas mujeres responsabilizan a la menstruación, los especialistas sostienen que la causa del dolor durante los períodos menstruales es la endometriosis. Es tratable si se diagnostica temprano, se opera con laparoscopia y luego se trata con hormonas.

Todavía muchas mujeres –y algunos ginecólogos– creen que la menstruación en sí misma puede causar dolores pero según los  especialistas, si va acompañada por dolores intensos es probable que exista otra enfermedad, muy subdiagnosticada o «negada», llamada endometriosis.

Esta patología también puede causar dolor durante o después de las relaciones sexuales, e incluso dolor de espalda; y puede conllevar infertilidad. El problema se presenta cuando el endometrio, ese epitelio especial del interior del útero, desborda y se extiende por otros órganos en el vientre de la mujer. Los tratamientos actuales requieren cirugía (mediante laparoscopía, poco invasiva), que en algunos casos va seguida por administración de hormonas. Un equipo de investigadores del Conicet desarrolla –todavía en etapa experimental– un nuevo tratamiento sobre la base de sustancias naturales.

«No sólo la población general tiene que aprenderlo: también muchos colegas, porque la endometriosis es una enfermedad negada», advirtió Edgardo Rolla, coordinador del capítulo Endometriosis de la Asociación Latinoamericana de Medicina Reproductiva y ex vicepresidente de la Sociedad Argentina de Endometriosis, y contó que «ginecólogos, y también ginecólogas, cuando sus pacientes se quejan de dolores menstruales les dicen que, bueno, es algo así como el precio de ser mujer: pero la menstruación no debe doler; puede causar molestias, pero no un dolor intenso», destacó.

Lo que sí puede causar dolor intenso es la endometriosis. Gabriela Meresman, investigadora en el Laboratorio de Inmunología de la Reproducción, del Conicet, explicó que «el endometrio, tejido que recubre el útero por dentro, en algunas mujeres crece hacia afuera de ese órgano y se deposita en la cavidad abdominal: sobre los ovarios, sobre las trompas de Falopio, en el peritoneo mismo. Y allí sigue ciclando: así como, en el útero, el endometrio se desprende durante la menstruación, fuera del útero hace lo mismo, y eso produce fuertes dolores y, muchas veces, infertilidad».

Según Rolla, «cuando, mediante laparoscopía, se examina el interior del abdomen de mujeres que no pueden quedar embarazadas, el 50 por ciento resulta tener endometriosis«. La información de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH) puntualiza que la endometriosis también puede causar dolor durante o después del coito, y síntomas tan imprevistos como dolor en la espalda.

Por lo demás, «si bien la endometriosis tiene algunas características que la asemejan a una enfermedad tumoral, como lo es el crecimiento de tejidos fuera de lugar, no pasa de ser una enfermedad benigna, que no pone en riesgo la vida de la mujer», aclaró Meresman.

¿Pero por qué el endometrio decide a veces escaparse del útero? «Las causas no se conocen del todo –contestó Meresman–. Una teoría vincula la endometriosis con la ‘menstruación retrógrada’: parte del tejido endometrial, en vez de eliminarse por la cavidad vaginal, va hacia arriba por las trompas y llega a la cavidad abdominal. En la mayoría de las mujeres, ese tejido se reabsorbe y ya no crece pero, en algunas, se implanta, desarrolla vasos sanguíneos y así crece fuera del útero. En nuestro laboratorio –que desde hace 20 años estudia estos temas–, al cultivar células de mujeres con endometriosis encontramos que mueren menos y crecen más que las de otras mujeres.»

Según anunció Rolla, «la Sociedad Mundial de Endometriosis hará en los próximos meses una encuesta en procura de discernir la incidencia y alcances de esta enfermedad»; entretanto, estiman que «la endometriosis podría afectar a más del diez por ciento de las mujeres en edad reproductiva». Según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), «una mujer cuya madre o hermana padecen endometriosis tiene seis veces más probabilidades de desarrollarla que las mujeres en la población general», y «aunque la endometriosis suele diagnosticarse entre los 25 y 35 años, probablemente empieza cuando comienzan las menstruaciones regulares». Meresman comentó que «muchas mujeres consultan tardíamente porque creen que sufrir dolores menstruales es normal; entonces, sólo llegan cuando se encuentran con dificultades para quedar embarazadas».

Los principales tratamientos actuales para la endometriosis son «cuando hay dolor importante, extirpar el tejido que ha crecido fuera de lugar mediante cirugía, habitualmente por laparoscopia; luego, si es necesario se puede dar hormonas, por ejemplo píldoras anticonceptivas, para evitar o disminuir la intensidad de las menstruaciones –precisó Rolla–. En cuanto a la recuperación de la fertilidad, cuando la endometriosis es leve o moderada suele lograrse por cirugía; en otros casos hay que recurrir a la fertilización asistida».

Libro recomendado:

Érase una vez… mi endometriosis, Crónica de una enfermedad diferente de las demás, es el título de un libro ilustrado sobre la endometriosis publicado por MaY Fait Des Gribouillis en la editorial RBA. La obra nos da una perspectiva nueva, desde el punto de vista de la autora, paciente de la enfermedad.